Si pudiéramos abrir la terraza todos los días…

En Europa, con mucha suerte, las terrazas suelen abrir desde mediados de mayo hasta finales de septiembre, por lo que bares y restaurantes sólo disponen de 1/3 del año para aprovechar los ingresos que el negocio recibe de la terraza, y rentabilizar la inversión de las instalaciones.

Durante la temporada de verano, habría que descontar los días de lluvia, en los que no se puede utilizar la terraza, o incluso durante los fuertes vientos y las condiciones meteorológicas extremas, en los que es imposible aprovechar el espacio exterior. En algunas ciudades, estos días de lluvia pueden superar el 50%. En Londres, por ejemplo, este periodo comprendido entre mediados de mayo y mediados de septiembre puede tener una media de 49 días de lluvia. Para una terraza que tiene unos ingresos de 4.000€ diarios, podría aumentar sus ingresos unos 200.000€ si pudiera abrir durante los días de mal tiempo. Si Londres parece un ejemplo extremo, París, aunque llueve menos, durante este periodo serían aproximadamente 42 días, o 168.000 euros de aumento de ingresos.

¿Hay alguna solución? En algunos casos, sí: cubrir la terraza.

 

Pero cubriendo la terraza con una solución eficaz: que se integre en el entorno, ofreciendo una experiencia única a los clientes por su estética y diseño. Que se puede personalizar para crear diferentes configuraciones.

Debe ser una estructura resistente que cree una zona agradable para los clientes y práctica para el propietario, y al mismo tiempo poder retirarse o reubicarse sin dejar rastro; así, muchos establecimientos podrían instalar terrazas «semipermanentes» que puedan retirarse en caso necesario.

 

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